miércoles, 29 de enero de 2020

INTRODUCCIÓN A LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD (SERIE TP 1)


En esta ocasión vamos a iniciar un tema muy interesante sobre el que me preguntan a menudo: los Trastornos de la Personalidad (TP). En el artículo de hoy haremos una breve introducción para plantear el tema y, regularmente, iré publicando un TP por artículo. Es un tema un poco complejo, así que espero poder informaros con el mayor rigor posible desde una explicación sencilla, amena  y entendible.

¿QUÉ ES LA PERSONALIDAD?
Hay muchas definiciones de Personalidad pero nos quedaremos con la que se apoya en la teoría de Theodore Millon, uno de los modelos más influyentes en este campo de la psicología y, de manera más específica, en los manuales diagnósticos más importantes (Millon fue un miembro muy valorado de la American Psychological Association y su teoría ha influido de forma clave en los manuales DSM.)
En este caso la Personalidad se define como el conjunto de rasgos que tiene una persona. Los rasgos de personalidad son patrones duraderos en la manera de percibir, pensar, actuar y relacionarse con el ambiente de cada persona y con uno mismo, que se hacen patentes en un amplio margen de contextos personales y sociales.

Entenderemos que los rasgos de personalidad (RP) son el conjunto de rasgos comunes que constituyen los diferentes tipos de personalidad, estables en el espacio y el tiempo.
Una de las principales aportaciones de Millon son sus Inventarios Clínicos Multiaxiales (MCMI), diseñados para la evaluación de la personalidad psicopatológica. El modelo de test desarrollado por este autor se ha aplicado tanto a poblaciones normales como clínicas, con un especial énfasis en las segundas, así como a grupos de personas de distintas edades.
A pesar que no todos los psicólogos conceden el mismo valor a la personalidad como constructo, es un hecho que las personas son distintas entre sí, y por ello uno de los objetos de la psicología es el estudio de las diferencias individuales.
La personalidad permite construir, a través de rasgos, una identidad propia para la adaptación al mundo y al entorno.
LA PERSONALIDAD TRASTORNADA
Para Theodore Millon los trastornos de la personalidad no deben ser entendidos como enfermedades mentales sino como estilos de conducta, cognición y emoción que implican inflexibilidad (lo cual limita la adquisición de nuevos comportamientos) y dificultades para manejar las situaciones estresantes, además de promover “círculos viciosos” de funcionamiento.
Los TP implican inflexibilidad
La teoría de los trastornos de personalidad de Millon describe 14 patrones desadaptativos que se diferencian fundamentalmente en función de la severidad de las alteraciones y el tipo y la fuente del reforzamiento que guía la conducta. Cada uno de los trastornos se desarrollaría a causa de combinaciones específicas de factores biológicos y ambientales.
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
Los tipos de trastornos de la personalidad se dividen en tres grupos (Clusters), sobre la base de características y síntomas similares. Hay que añadir que es habitual que muchas personas que presentan un trastorno de la personalidad también tengan rasgos y síntomas de, al menos, otro trastorno de la personalidad.
No es necesario que se manifiesten todos los signos y síntomas enumerados para que se diagnostique un trastorno. Esto lo veremos con más detalle en artículos posteriores.
ü Trastornos de la personalidad del grupo A (Cluster A): Sujetos Extraños
ú  En este apartado se describe a un conjunto de personas que se caracterizan por su incapacidad para establecer y mantener relaciones interpersonales debido a su acusada introversión, a falta de sintonía y calidez, y a una llamativa dificultad para aprender las habilidades sociales más elementales.
ú  Son individuos raros e impenetrables, que viven socialmente aislados en distintas formas de marginalidad y quien carecen de sentido del humor y de intereses afiliativos.
ú  Suelen ser fríos e inexpresivos, es fácil encontrarlos adheridos a sectas y a grupúsculos extraños, y son altamente vulnerables a la patología psiquiátrica, en particular a la esquizofrenia, a los trastornos afectivos y al uso adictivo de sustancias, que con frecuencia son utilizadas para hacer menos penosos los contactos sociales.
ú  Este primer agrupamiento comprende los trastornos Paranoide, Esquizoide y Esquizotípico de la personalidad.
ü Trastornos de la personalidad del grupo B (Cluster B): Sujetos Inmaduros
ú  Este segundo grupo incluye sujetos caracterizados por su labilidad afectiva y por una peculiar emotividad que va acompañada de conductas descontroladas o socialmente inconvenientes.
ú  A veces reciben el nombre de malcriados, de déspotas o de caprichosos y dan la impresión de no ser fiables como personas, a causa de sus dificultades para regularse de acuerdo con los reglamentos sociales y los códigos interpersonales.
ú  Los sujetos inmaduros parecen resistentes a la adquisición de aprendizajes sociales, lo que es congruente con el hecho de que suelan ser temperamentalmente extravertidos, y se ha propuesto un entendimiento de sus trastornos a partir de errores específicos en el aprendizaje de su identidad genérica.
ú  En cualquier caso, la biografía de los sujetos inmaduros siempre es conflictiva a causa de sus frecuentes problemas con las normas y suelen ser considerados ya desde la infancia como “ingobernables”, con el consiguiente deterioro de las relaciones familiares y de las posibilidades de educación.
ú  Este grupo reúne los trastornos Histriónico, Narcisista, Antisocial y Límite de la personalidad.
ü Trastornos de la personalidad del grupo C (Cluster C): Sujetos Temerosos
ú  Este apartado agrupa un conjunto de trastornos de la personalidad caracterizado por un miedo patológico, que acaba determinando la biografía: TP por Evitación, por Dependencia, Obsesivo-compulsivo y No especificado.
ú  Se trata de personas extraordinariamente sensibles a las señales de castigo, que responden con intensas reacciones emocionales que llegan a interferir en los aprendizajes y a desorganizar la conducta.
ú  Son individuos incapaces de adquirir estrategias de afrontamiento adecuadas a través de los aprendizajes sociales y acaban con un infradesarrollo objetivo de muchas áreas de funcionamiento que resultan imprescindibles para la vida autónoma y el equilibrio emocional.
ú  Temen ir a la escuela, temen hacer el ridículo, temen a sus semejantes, temen fracasar en sus cometidos y temen, en general, cualquier incertidumbre y cualquier novedad, con lo que nunca se exponen a equivocarse lo necesario para aprender por ensayo y error.
ú  No se valen de la acción para adquirir seguridad emocional y convicción de control, y por eso se ven obligados a combatir su ansiedad recurriendo a fantasías, a supersticiones y a vinculaciones parásitas que siempre son ambivalentes y conflictivas, puesto que oscilan entre la hostilidad acusatoria y el maternazgo sobreprotector.
ú  En general, la falta de estrategias de afrontamiento adecuadas da lugar a que estas personas presenten conductas explosivas, desorganizadas y mal dirigidas, que alternan con el retraimiento y la inhibición. Estos comportamientos no sólo son inútiles como recursos para afrontar el miedo, sino que añaden nuevos conflictos en las relaciones interpersonales e hipersensibilizan al sujeto, que tiende a defenderse con mecanismos psicológicos de negación, de racionalización y de proyección y con estrategias de evitación e inhibición en lo que respecta a su conducta.
LA ADAPTACIÓN AL MEDIO DE LOS TP
Una persona con trastorno de la personalidad tiene problemas para percibir y relacionarse con las situaciones y las personas. Esto causa problemas y limitaciones importantes en las relaciones, las actividades sociales, el trabajo y la escuela, es decir, la cotidianidad se ve alterada.
Los trastornos de personalidad generalmente comienzan en la adolescencia o la adultez temprana. A pesar que existen varios tipos de TP, algunos se vuelven menos obvios en el trascurso de la mediana edad.
En algunos casos es posible que nos seas consciente de que tienes un trastorno de personalidad porque tu manera de pensar y comportante es “lo normal”. Y por ello a menudo seguramente es posible que culpes a los demás de los problemas que tienes.
Hay sujetos con TP que intentan la adaptación más que otros: así, por ejemplo, los sujetos con trastornos límite, paranoide y narcisista se embarcan continuamente en esfuerzos fallidos para alcanzar metas que requieren la participación de los demás, y los trastornos antisocial e histriónico representan la incorporación extrema del rol masculino y femenino, respectivamente.
Hay sujetos con TP que intentan la adaptación más que otros
Todos ellos intentan cambiar la conducta de los otros para conseguir sus fines, y se valen de estrategias y procedimientos que no son muy diferentes de los repertorios utilizados por la población general. Dentro de este marco, los TP no pueden considerarse enfermedades desde el punto de vista biológico, puesto que expresan desviaciones que están al servicio de la supervivencia y la expansión de la especie humana.
TRATAMIENTO DE LOS TP
Los TP implican importantes alteraciones emocionales y la ausencia de habilidades específicas y de aprendizajes sociales. Por tanto, su tratamiento es difícil porque la colaboración del individuo y del medio será muy escasa y, además, no siempre hay una conciencia permanente de anomalía caracterial.
Los psicofármacos son un recurso para normalizar la psicopatología del sujeto y potenciar su estabilidad emocional en caso necesario, pero lo que es imprescindible es la participación activa del sujeto e, idealmente, de las personas del entorno que, por lo general, no podrán cumplir las instrucciones, se mostrarán escépticos o carecerán de fuerzas para intentar una nueva aventura terapéutica. Es toda una prueba para el psicólogo y/o el psiquiatra tratar con estos pacientes, caracterizados por  presentar patrones persistentes de conducta inadecuada. A pesar de que no puede hablarse de curación en sentido estricto, lo cierto es que la presencia del terapeuta siempre atenúa los perfiles psicopatológicos y reduce su conflictividad con el medio. El paciente debería aprender a convivir con su estructura de personalidad de la manera más funcional posible, porque le acompañará toda su vida. Y esto es posible.
REFERENCIAS
Vallejo Ruiloba, J. (2006). Introducción a la psicopatología y la psiquiatría. Barcelona: Ed. Elsevier Masson (6ª Edición).
Y aquí finaliza el tema de esta ocasión… ¡nos vemos en el próximo artículo!
Gracias a todos y un saludo,
Mayte Moreno

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