miércoles, 4 de mayo de 2016

NO PUEDO

Si eres una de esas personas que identifica a menudo la tendencia a  decir las palabras "No Puedo" ante cualquier situación y/o dificultad, te recomiendo que leas el siguiente cuento...



EL ELEFANTE ENCADENADO

-No puedo-le dije-. ¡No puedo!

-¿Seguro?-me preguntó él.

-Sí, nada me gustaría más que poder sentarme frente a ella y decirle lo que siento… Pero sé que no puedo.

El Gordo se sentó a lo buda en aquellos horribles sillones azules de su consultorio. Sonrió, me miró a los ojos y, bajando la voz como hacía cada vez que quería ser escuchado atentamente, me dijo:

-Déjame que te cuente…

Y sin esperar mi aprobación, Jorge empezó a contar.
Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante que, como más tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales... Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir.
El misterio sigue pareciéndome evidente.
¿Qué lo sujeta entonces?
¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia: «Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?».
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo, olvidé el misterio del elefante y la estaca, y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho esa pregunta alguna vez.
Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él.
Imaginé que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro... Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede.
Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer.
Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo.
 Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza...
-Todos somos un poco como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad.

Vivimos pensando que «no podemos» hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo, cuando éramos pequeños, lo intentamos y no lo conseguimos.

Hicimos entonces lo mismo que el elefante, y grabamos en nuestra memoria este mensaje: No puedo, no puedo y nunca podré.

Hemos crecido llevando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y por eso nunca más volvimos a intentar liberarnos de la estaca.

Cuando, a veces, sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas, miramos de reojo la estaca y pensamos:

No puedo y nunca podré.

Jorge hizo una larga pausa. Luego se acercó, se sentó en el suelo frente a mí y siguió:

-Esto es lo que te pasa, Demi. Vives condicionado por el recuerdo de un Demián que ya no existe, que no pudo.

Tu única manera de saber si puedes conseguirlo es intentarlo de nuevo poniendo en ello todo tu corazón… ¡Todo tu corazón!
Cuentos para pensar
Jorge Bucay
Extraído de: http://santiagovicente.empowernetwork.com/blog/cmo-estar-super-motivado-siempre
Espero que os haya gustado.¡ Hasta el próximo artículo!


2 comentarios:

  1. Muy bonito el cuento! Nos hace reflexionar

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    1. Me alegra que te guste. La verdad es que los cuentos condensan más conocimiento del que parece a simple vista. Vale la pena entretenerse en ellos, incluso en ocasiones tienen múltiples lecturas.
      Saludos.

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