Tras permanecer mucho tiempo
sepultadas bajo el imperio de la razón, las emociones se han convertido en los
últimos tiempos en un área fundamental de estudio de la psicología. Vamos a
conocerlas un poquito más a fondo...
FUNDAMENTOS
Las emociones, según un consenso casi
universal y generalizado, aparecen cumpliendo una función.
A pesar de que no aprendemos a emocionarnos
(ya que es una especie de reacción fisiológica) sí aprendemos de qué nos
emocionamos. Este aprendizaje es dinámico y puede experimentar cambios
importantes:
ü Un mismo estímulo puede desencadenar diferentes emociones en una
misma persona. Un ejemplo de esto sería
un lugar donde antes estábamos a gusto puede provocarnos ahora aversión.
ü
Un mismo estímulo puede desencadenas emociones diferentes en
diferentes personas. Un ejemplo de esto
sería la cucaracha, animal que puede desencadenar asco en una persona e indiferencia
en otra.
Las emociones siempre son reales y sólo se
producen en el presente, aunque los estímulos que las desencadenan puedan no
serlo. Es decir, nos podemos emocionar con información virtual. Un ejemplo de
esto sería lo siguiente: podemos experimentar un miedo real ahora por una
visita al dentista que tenemos mañana. Esta habilidad puede ser de gran
utilidad si se usa bien, pero puede convertirse en un problema importante mal
utilizado.
EMOCIONES
POSITIVAS VS. EMOCIONES NEGATIVAS
Han sido múltiples los intentos de clasificar
las emociones. Entre ellos está el que las divide en positivas y negativas. La
función de estos dos grupos de emociones es muy diferente. El término negativo
parece hacer referencia a algo que sería mejor evitar o eliminar, pero la
verdad es que las diferentes emociones que conforman este grupo (miedo,
tristeza, ira) son esenciales para la supervivencia. Así, las llamadas
emociones negativas aparecen para solucionar problemas de supervivencia
inmediata porque tienen asociadas tendencias de respuesta específicas:
ü
Ira: prepara para el ataque.
ü
Asco: provoca rechazo.
ü
Miedo: prepara para la huida.
Se trata de señales de alarma que nos avisan
de que algo no funciona. Por tanto, conviene escuchar muy bien qué nos están
diciendo estas emociones cuando aparecen. Además las emociones nos impulsan a
actuar y nos ayudan a responder de forma adaptativa al entorno que nos rodea.
Las emociones “negativas” sirven
para capear el temporal, pero no para dirigir la nave.
Las emociones positivas en cambio están
relacionadas con el desarrollo, el crecimiento personal y la conexión social.
Nos lleva a estados mentales y formas de conducta que nos prepara para
enfrentarnos con éxito a las dificultades y adversidades, así como contribuyen
a la construcción de recursos personales.
Los estados de ánimo positivos nos
predisponen a adoptar una manera de pensar creativa, tolerante, flexible,
constructiva y generosa. Incluso pueden potenciar nuestra salud.
En opinión de la psicóloga BárbaraFredrichson, con su Teoría de la Ampliación y Construcción, cuando las personas
incrementan su dieta diaria de emociones positivas encuentran un mayor
significado y propósito en su vida. Se sienten más eficaces, aumentan las
relaciones positivas con los demás y duermen mejor.
Un rasgo característico de las emociones es
que pueden desencadenarse automáticamente a gran velocidad y de forma ajena a
nuestra conciencia.
Dos habilidades a destacar en relación al
concepto de Inteligencia Emocional (IE) son:
ü
Percepción de las emociones: se trata de reconocer el tipo de
emoción, ponerle un nombre y responder a la pregunta ¿qué estoy sintiendo
ahora?
ü
Regulación emocional: hace referencia a la posibilidad de
controlar y cambiar nuestros estados emocionales. Para contrarrestar una
emoción negativa es preciso disponer de una emoción positiva aún más fuerte que
la neutralice. Para ello nos podemos servir de:
-Estímulos
-Cambios corporales
-Pensamiento
Ejemplo: si estamos tristes podemos neutralizar este estado creando uno de
alegría a través de:
-Estímulos:
fotos alegres, música, paseos por la naturaleza…
-Cambios
corporales: postura erguida, mirada serena, respiración armónica…
-Pensamiento:
crear contenidos mentales relacionados con la alegría
(ideas positivas, pensar en nuestros puntos
fuertes, en lo que nos ilusiona…)
LOS
7 PASOS DE LA GESTIÓN EMOCIONAL
Tengamos en cuenta los siguientes 7 puntos
para nuestra buena gestión emocional: la calidad de la experiencia que tengamos
dependerá, en gran medida, de las emociones vividas. De ahí la importancia de
su gestión.
1. Congruencia
entre memoria y estado de ánimo (EA): tendemos a recordar experiencias
asociadas a nuestro EA actual. Por ejemplo, si estamos alegres, recordaremos
cosas alegres.
2. Cuidado con
quedar atrapados: a menudo, en lugar de tomar las emociones negativas como
señales de alarma quedamos atrapados en ellas. Esto no es un problema en sí
mismo si la situación lo requiere (estamos mal por perder un trabajo) pero sí
lo es si este estado llega a interferir en el desarrollo normal de nuestras
vidas.
3. Dulcificar
la vida: hay muchas formas de amargarse la vida pero hay otras tantas de
endulzarla, y está en nuestras manos cambiar el punto de vista a la hora de
interpretarla.
4. Seleccionar
lo que nos emociona: la mayor parte de lo que nos emociona lo hemos aprendido,
pero tenemos la capacidad de seleccionar lo que nos merece la pena que nos
emocione. Pregúntate pues ¿qué es digno de mi emoción?
5. Desensibilización:
podemos cambiar lo que sentimos por algo. Podemos haber adquirido miedo a subir
en ascensor pero no estamos condenados de por vida a tener miedo cada vez que
entremos en uno. Podemos aprender a relajarnos y a mantenernos en ese estado
incompatible con el miedo al entrar en él.
6. Crear
condiciones: está en nuestra mano fomentar la presencia de emociones positivas
en nuestras vidas.
LOS
EFECTOS DE LAS EMOCIONES POSITIVAS
ü Indulgencia
en los juicios hacia los demás y hacia uno mismo.
ü Codifica y
recupera mejor los recuerdos positivos.
ü Amplía el
campo visual.
ü Pensamiento
más flexible y creativo.
ü Genera más
repertorio de conducta.
ü Reduce la
duda.
ü Fomento de
conductas altruistas.
ü Contrarrestan
afectos negativos.
ü Aumenta la
tolerancia al dolor físico.
ü Favorece la
resistencia ante las adversidades.
Los EA y las
emociones positivas han mostrado en muchos estudios evidencias de tener unos
beneficios significativos sobre la conducta. De ahí la importancia de tener
recursos para gestionarlas en detrimento de los EA negativos.
Las emociones positivas frecuentes
son el sello distintivo de la felicidad.
REFERENCIAS
http://www.investigacionyciencia.es/blogs/psicologia-y-neurociencia/37/posts/el-equilibrio-emocin-razn-13590
https://es.pinterest.com/silanfra/educaci%C3%B3n-e-inteligencia-emocional/
http://www.centropsicologicobienestar.com/funciondelasemociones.htm
http://psicologamadrid-habilidadessociales.blogspot.com.es/2013/03/que-son-las-emociones.html
http://jaimeburque.com/blog/%C2%BFpara-que-sirven-las-emociones-positivas/
https://es.pinterest.com/explore/emoticone-clin-d-oeil-952401844386/
http://www.bemocion.msssi.gob.es/gl/emocionEstres/emociones/manejoEmocional/inteligenciaEmocional/home.htm
HUMOR
Espero que os haya gustado. ¡Nos vemos en el próximo artículo!
Fuente: Revista Integral
Escrito por: Mayte Moreno
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