En esta ocasión vamos a iniciar un tema muy interesante sobre el
que me preguntan a menudo: los Trastornos de la Personalidad (TP). En el
artículo de hoy haremos una breve introducción para plantear el tema y,
regularmente, iré publicando un TP por artículo. Es un tema un poco complejo,
así que espero poder informaros con el mayor rigor posible desde una
explicación sencilla, amena y
entendible.
¿QUÉ ES LA PERSONALIDAD?
Hay
muchas definiciones de Personalidad pero nos quedaremos con la que se apoya en
la teoría de Theodore Millon, uno de
los modelos más influyentes en este campo de la psicología y, de manera más
específica, en los manuales diagnósticos más importantes (Millon fue un miembro muy valorado de la American Psychological Association y su
teoría ha influido de forma clave en los manuales DSM.)
En este caso la Personalidad se define como el
conjunto de rasgos que tiene una persona. Los
rasgos de personalidad son patrones duraderos en la manera de percibir, pensar,
actuar y relacionarse con el ambiente de cada persona y con uno mismo, que se
hacen patentes en un amplio margen de contextos personales y sociales.
Entenderemos
que los rasgos de personalidad (RP)
son el conjunto de rasgos comunes que constituyen los diferentes tipos de
personalidad, estables en el espacio y el tiempo.
Una
de las principales aportaciones de Millon son sus Inventarios Clínicos
Multiaxiales (MCMI), diseñados para la evaluación de
la personalidad psicopatológica. El modelo de test desarrollado por este autor
se ha aplicado tanto a poblaciones normales como clínicas, con un especial
énfasis en las segundas, así como a grupos de personas de distintas edades.
A
pesar que no todos los psicólogos conceden el mismo valor a la personalidad
como constructo, es un hecho que las personas son distintas entre sí, y por
ello uno de los objetos de la psicología es el estudio de las diferencias
individuales.
La
personalidad permite construir, a través de rasgos, una identidad propia para
la adaptación al mundo y al entorno.
LA PERSONALIDAD TRASTORNADA
Para Theodore Millon los trastornos
de la personalidad no deben ser entendidos como enfermedades
mentales sino como estilos de conducta, cognición y emoción que
implican inflexibilidad (lo cual limita la adquisición de nuevos
comportamientos) y dificultades para manejar las situaciones estresantes,
además de promover “círculos viciosos” de funcionamiento.
Los TP implican inflexibilidad
La teoría de los trastornos de personalidad
de Millon describe 14 patrones desadaptativos que se diferencian
fundamentalmente en función de la severidad de las alteraciones y el tipo y la
fuente del reforzamiento que guía la conducta. Cada uno de los trastornos se
desarrollaría a causa de combinaciones específicas de factores biológicos y
ambientales.
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
Los
tipos de trastornos de la personalidad se dividen en tres grupos (Clusters), sobre la base de
características y síntomas similares. Hay que añadir que es habitual que muchas
personas que presentan un trastorno de la personalidad también tengan rasgos y
síntomas de, al menos, otro trastorno de la personalidad.
No
es necesario que se manifiesten todos los signos y síntomas enumerados para que
se diagnostique un trastorno. Esto lo veremos con más detalle en artículos
posteriores.
ü Trastornos
de la personalidad del grupo A (Cluster A): Sujetos Extraños
ú
En este apartado se describe a un
conjunto de personas que se caracterizan por su incapacidad para establecer y
mantener relaciones interpersonales debido a su acusada introversión, a falta
de sintonía y calidez, y a una llamativa dificultad para aprender las
habilidades sociales más elementales.
ú
Son individuos raros e impenetrables,
que viven socialmente aislados en distintas formas de marginalidad y quien
carecen de sentido del humor y de intereses afiliativos.
ú
Suelen ser fríos e inexpresivos, es
fácil encontrarlos adheridos a sectas y a grupúsculos extraños, y son altamente
vulnerables a la patología psiquiátrica, en particular a la esquizofrenia, a
los trastornos afectivos y al uso adictivo de sustancias, que con frecuencia
son utilizadas para hacer menos penosos los contactos sociales.
ú
Este primer agrupamiento comprende los
trastornos Paranoide, Esquizoide y Esquizotípico de la personalidad.
ü Trastornos
de la personalidad del grupo B (Cluster B): Sujetos Inmaduros
ú
Este segundo grupo incluye sujetos caracterizados
por su labilidad afectiva y por una peculiar emotividad que va acompañada de
conductas descontroladas o socialmente inconvenientes.
ú
A veces reciben el nombre de malcriados,
de déspotas o de caprichosos y dan la impresión de no ser fiables como personas,
a causa de sus dificultades para regularse de acuerdo con los reglamentos
sociales y los códigos interpersonales.
ú
Los sujetos inmaduros parecen
resistentes a la adquisición de aprendizajes sociales, lo que es congruente con
el hecho de que suelan ser temperamentalmente extravertidos, y se ha propuesto
un entendimiento de sus trastornos a partir de errores específicos en el
aprendizaje de su identidad genérica.
ú
En cualquier caso, la biografía de los
sujetos inmaduros siempre es conflictiva a causa de sus frecuentes problemas
con las normas y suelen ser considerados ya desde la infancia como
“ingobernables”, con el consiguiente deterioro de las relaciones familiares y
de las posibilidades de educación.
ú
Este grupo reúne los trastornos Histriónico, Narcisista, Antisocial y
Límite de la personalidad.
ü Trastornos
de la personalidad del grupo C (Cluster C): Sujetos Temerosos
ú
Este apartado agrupa un conjunto de
trastornos de la personalidad caracterizado por un miedo patológico, que acaba
determinando la biografía: TP por Evitación,
por Dependencia, Obsesivo-compulsivo y No especificado.
ú
Se trata de personas extraordinariamente
sensibles a las señales de castigo, que responden con intensas reacciones
emocionales que llegan a interferir en los aprendizajes y a desorganizar la
conducta.
ú
Son individuos incapaces de adquirir
estrategias de afrontamiento adecuadas a través de los aprendizajes sociales y
acaban con un infradesarrollo objetivo de muchas áreas de funcionamiento que
resultan imprescindibles para la vida autónoma y el equilibrio emocional.
ú
Temen ir a la escuela, temen hacer el
ridículo, temen a sus semejantes, temen fracasar en sus cometidos y temen, en
general, cualquier incertidumbre y cualquier novedad, con lo que nunca se
exponen a equivocarse lo necesario para aprender por ensayo y error.
ú
No se valen de la acción para adquirir
seguridad emocional y convicción de control, y por eso se ven obligados a combatir
su ansiedad recurriendo a fantasías, a supersticiones y a vinculaciones
parásitas que siempre son ambivalentes y conflictivas, puesto que oscilan entre
la hostilidad acusatoria y el maternazgo sobreprotector.
ú
En general, la falta de estrategias de
afrontamiento adecuadas da lugar a que estas personas presenten conductas
explosivas, desorganizadas y mal dirigidas, que alternan con el retraimiento y
la inhibición. Estos comportamientos no sólo son inútiles como recursos para
afrontar el miedo, sino que añaden nuevos conflictos en las relaciones
interpersonales e hipersensibilizan al sujeto, que tiende a defenderse con
mecanismos psicológicos de negación, de racionalización y de proyección y con
estrategias de evitación e inhibición en lo que respecta a su conducta.
LA ADAPTACIÓN AL MEDIO DE LOS TP
Una
persona con trastorno de la personalidad tiene problemas para percibir y
relacionarse con las situaciones y las personas. Esto causa problemas y
limitaciones importantes en las relaciones, las actividades sociales, el
trabajo y la escuela, es decir, la cotidianidad se ve alterada.
Los
trastornos de personalidad generalmente comienzan en la adolescencia o la
adultez temprana. A pesar que existen varios tipos de TP, algunos se vuelven
menos obvios en el trascurso de la mediana edad.
En
algunos casos es posible que nos seas consciente de que tienes un trastorno de
personalidad porque tu manera de pensar y comportante es “lo normal”. Y por
ello a menudo seguramente es posible que culpes a los demás de los problemas
que tienes.
Hay
sujetos con TP que intentan la adaptación más que otros: así, por ejemplo, los
sujetos con trastornos límite, paranoide y narcisista se embarcan continuamente
en esfuerzos fallidos para alcanzar metas que requieren la participación de los
demás, y los trastornos antisocial e histriónico representan la incorporación
extrema del rol masculino y femenino, respectivamente.
Hay sujetos con TP que
intentan la adaptación más que otros
Todos
ellos intentan cambiar la conducta de los otros para conseguir sus fines, y se
valen de estrategias y procedimientos que no son muy diferentes de los
repertorios utilizados por la población general. Dentro de este marco, los TP
no pueden considerarse enfermedades desde el punto de vista biológico, puesto
que expresan desviaciones que están al servicio de la supervivencia y la
expansión de la especie humana.
TRATAMIENTO DE LOS TP
Los
TP implican importantes alteraciones emocionales y la ausencia de habilidades
específicas y de aprendizajes sociales. Por tanto, su tratamiento es difícil
porque la colaboración del individuo y del medio será muy escasa y, además, no
siempre hay una conciencia permanente de anomalía caracterial.
Los
psicofármacos son un recurso para normalizar la psicopatología del sujeto y
potenciar su estabilidad emocional en caso necesario, pero lo que es imprescindible es la participación activa del sujeto e,
idealmente, de las personas del entorno que, por lo general, no podrán cumplir
las instrucciones, se mostrarán escépticos o carecerán de fuerzas para intentar
una nueva aventura terapéutica. Es toda una prueba para el psicólogo y/o el
psiquiatra tratar con estos pacientes, caracterizados por presentar patrones persistentes de conducta
inadecuada. A pesar de que no puede hablarse de curación en sentido estricto,
lo cierto es que la presencia del terapeuta siempre atenúa los perfiles
psicopatológicos y reduce su conflictividad con el medio. El paciente debería aprender a convivir con su estructura de
personalidad de la manera más funcional posible, porque le acompañará toda
su vida. Y esto es posible.
REFERENCIAS
Vallejo Ruiloba, J.
(2006). Introducción
a la psicopatología y la psiquiatría. Barcelona: Ed. Elsevier Masson (6ª
Edición).
Y aquí finaliza el tema de esta ocasión… ¡nos vemos en el
próximo artículo!
Gracias a todos y un saludo,
Mayte Moreno